Álvarez Pedrosian, E. (2015). El sueldo del presidente y su buque insignia: José “Pepe” Mujica y la mediatización de la “cuestión urbana” desde la crisis socio-habitacional. Actas del VIII Seminario de Investigación ALAIC. San Juan (Puerto Rico): UMET-ALAIC. (En prensa)
Subtema
8: Ciudad, comunicación y reconfiguraciones urbanas
Tema: José
“Pepe” Mujica impulsó desde el comienzo de su mandato como presidente de
Uruguay el llamado “Plan Socio-habitacional Juntos”, financiado básicamente por
cerca del 80% de su salario, con el fin de transformar la situación de
la población más afectada por la exclusión y vulnerabilidad social, habitantes
de la periferia urbana contemporánea y otras zonas rural-urbanas aledañas,
tanto en Montevideo como en otras ciudades del país. La mayoría de los
analistas locales calificaron a dicho Plan como de “buque insignia” del
mandatario, y no cesaron en cuestionar sus logros relativos. Hemos llevado a
cabo una investigación posdoctoral centrada en los aspectos comunicacionales
presentes en las experiencias suscitadas por este Plan. En esta oportunidad nos
focalizamos en la producción mediática sobre el mismo, con especial énfasis en
la campaña electoral de 2014. Para ello presentamos un seguimiento de las
noticias que fueron construyéndose en los medios desde 2012, sea en base a los
discursos en actos políticos en tiempos de campaña electoral como de
inauguraciones de viviendas a lo largo de las obras edilicias, entrevistas y
visitas de personalidades extranjeras de repercusión mundial (bandas de rock
como Aerosmith, documentalistas como Kusturica). Planteamos un análisis que
tiene como finalidad poner en discusión la construcción de sentido y significación,
así como la problematización de la realidad urbano-territorial y sus políticas
de gestión. Desde allí, nuestro análisis concluye poniendo en consideración la
tríada de “lo arquitectónico”, “lo territorial” y “lo social”: ideas,
categorías y conceptos claves para comprender y actuar en estas realidades.
1
La aceleración después del silencio
Desde
la puesta en marcha del Plan a fines de 2011, pasó relativamente bastante
tiempo para que comenzara a producirse una serie acelerada y en cascada de
información. A mediados del mes de mayo de 2013, el sindicato de trabajadores
de la bebida (FOEB), dona parte del aumento salarial obtenido “por encima de la
media” al Plan, así como para el INAU, el instituto especializado en infancia y
adolescencia. Esto genera una entrevista periodística llevada a cabo en el
informativo en el horario central al histórico dirigente del sector, Richard
Reed (Informativo de TNU, 16-5-2013). Éste retomó su discurso del acto central
del 1 de mayo, que despertara opiniones encontrados a propósito de ciertas
valoraciones realizadas. El dirigente sindical se refirió allí a “atorrantes,
vagos o lúmpenes”, que no son deseados desde la perspectiva de la cultura
obrera de izquierdas. Estaba poniendo en consideración que para el sindicalismo
es fundamental luchar contra las causas que generan los problemas que
consideran nocivos, presentes en varias generaciones de jóvenes nacidos y
criados en el escenario de abandono institucional característico del
neoliberalismo. Junto a otras iniciativas como una suerte de becas para que
algunos puedan hacer experiencias laborales apoyados por ellos y no solo desde
el sector empresarial como es de costumbre, el movimiento sindical mostró desde
el comienzo un interés por promover las acciones del Plan Juntos, en el
entendido de que la crisis socio-habitacional era tan real como daba imaginar,
o más.
A
los diez días, el movimiento sindical vuelve a generar noticia con el Plan.
Esta vez, poniendo al descubierto el tipo de intervenciones necesarias para
lidiar con las problemáticas en cuestión. En el marco de un paro general de
actividades, a propósito de la preparación de la nueva rendición de cuentas
generales correspondiente a la segunda mitad del gobierno de Mujica, Fernando
Molina manifiesta que “un palo y cuatro chapas de los chetos de Pocitos” no van a cambiar significativamente la situación
de quienes se encuentran en crisis socio-habitacional. Se estaba refiriendo a
las actividades de ONG internacional Un Techo (antes Un Techo por Mi País). Las
viviendas que habían estado construyendo en base a grupos de voluntarios
jóvenes no eran bien valoradas por el movimiento sindical, y eso retomaba otras
visiones similares. Y es que hacen pasar al habitante más precario de la chapa
de metal o unas de madera compensada, una caja más estable, con algunas ventajas
como un baño en buen funcionamiento, pero nada más. Incluso la combinación de
instalaciones electrónicas por demás precarias y esos materiales altamente inflamables,
conlleva muchos peligros en el contexto de unas formas de habitar donde puede
haber poco espacio para aislar los objetos y dar menos chance a los incendios
por descuido, por ejemplo. Y en un sentido más genérico, estas intervenciones
en muy variados asentamientos podrían tener el efecto de enlentecimiento de las
transformaciones, en definitiva, paliativos pobres para pobres. Ambos impulsos,
el de los jóvenes de sectores medios cercanos a organizaciones religiosas y los
del sindicalismo no tienen por qué oponerse, pero así parecía darse en el
contexto uruguayo contemporáneo.
2
Alcance planetario
A los pocos días nada más, finalizando el mes
de mayo de 2013, comienza una de las giras más importantes del gobierno de
Mujica en relación a su imagen a nivel planetario. Ya había sido identificado
en el panteón de los líderes mundiales, una figura en el concierto de las
relaciones internacionales, generándose incluso un estereotipo mediático a
partir del interés de amplios sectores sociales en América Latina, el Caribe y
Europa principalmente. El viaje fue hacia China y España. En esta última, como
era de esperar, generó una inmensa repercusión, tanto allí como en Uruguay y en
otras sociedades culturalmente cercanas. La entrevista realizada en los
desayunos de la televisión pública española (Desayunos, TVE, 31-5-2013) fue por
demás significativa. En un momento la periodista pone en consideración la
posible postulación de su persona para el premio Nobel de la paz, impulsada por
un colectivo holandés, en relación a una política alternativa a las clásicas
represivas sobre la producción y consumo de cabanis,
y otros derechos sociales alcanzados en su gobierno.
Frente
a la pregunta sobre el posible premio por la paz, Mujica responde que es una
locura, pero que si se concretara, sería un premio para los humildes de su
país, y el dinero sería utilizado para construir viviendas –en referencia
directa al Plan Juntos–, y dibuja el panorama más acuciante al respecto,
fundamental para nuestra investigación: mujeres solitarias con varios hijos
pequeños, donde “los hombres las
abandonan y las dejan en la difícil. Tenemos una lucha porque tengan un techito
digno y puedan vivir un poco mejor. Bueno, para eso tendría sentido.” Esta
entrevista televisiva llegó a constituirse en uno de los productos mediáticos
principales para su figura, su acceso hasta hoy es libre gracias a los
servicios de la televisión pública española en Internet.
De
esto detengamos dos cuestiones para nosotros centrales: el alcance ya en otras
escalas regionales, globales y planetarias de este fenómeno local, ya inmerso
en redes del mismo tipo, pero que llega efectivamente a niveles de presencia en
otros contextos sociales y culturales como pocas políticas de vivienda y territorio
existentes. Y esto es por la imagen de Mujica, sin dudas. En algún sentido,
como ocurre con otros rasgos que se asocian a su personalidad y sus obras, las
actividades de este Plan y otras gestiones políticas tienen una visibilidad
mayor, o si quiere más nítida, desde lejos que desde el interior del Uruguay.
En segundo término, la fotografía que presenta Mujica en la entrevista, al
respecto del perfil de las beneficiarias del Plan, es por demás contundente.
A
menos de un mes, ya en junio de ese año, se anunciaba por parte de las autoridades
del Plan que se encontraban ya trabajando con 2000 familias, y que se esperaba
una total de 3500 para fines de 2014. Se comenzaron a repetir las noticias de
donaciones de materiales de construcción, maquinaria mediana pesada para las
obras, otro tipo de insumos que hacen al trabajo colectivo, actos solidarios
para reunir fondos o este tipo de objetivos, etcétera. Junto con ello aparecen
un artículo de la prensa opositora que intenta poner en discusión la falta de
articulación de las diferentes políticas sociales, al tomar el caso de unos
habitantes de un asentamiento ubicado en la zona de Casavalle conocido como 1
de mayo, quienes perderían la tarjeta del ministerio como apoyo económico por
su condición de precariedad una vez pasaran a vivir en una vivienda nueva hecha
por el Plan Juntos. Esto fue rápidamente subsanado por las autoridades, una vez
fuera puesto en evidencia. Nuevamente el Plan daba señales de estar saliendo
adelante entre un entretejido de instituciones y encontrando sus articulaciones
sobre la marcha del proceso, a veces de forma más fluida y otras, como esta, de
manera conflictiva. La respuesta del gobierno fue más allá, y terminando por
decretar, a finales de julio de 2013, la extensión por dos años más de la
llamada Tarjeta Social del Mides, no solo para quienes estuvieron involucrados
en las obras de diseño y construcción de nuevas viviendas en el Plan Juntos,
sino para todos los demás programas y planes en marcha.
Ya
para el mes de octubre de ese año, el Plan daba que hablar, y la visita de la legendaria
banda de rock Aerosmith (Los chicos malos
de Boston) a Mujica, fue otra buena oportunidad. La crónica principalmente
iberoamericana, luego reparó en la intención de subastar la guitarra con la que
había sido obsequiado por los músicos, “para
recaudar dinero para un plan de vivienda solidaria que promueve” (AFP,
2013). La banda se manifestó como gran admirador del presidente uruguayo,
especialmente Tyler lo calificó como de “ejemplo”
en el mundo por su estilo de hacer política, su vida austera, el hecho de donar
la inmensa mayoría de su sueldo como presidente para el Plan, y por propuestas
como la relativa a la legalización y control de la marihuana. Algunos medios
locales rápidamente entrevistaron a Mujica al respecto, con un tono de parodia,
sobre el instrumento electrónico y el encuentro con los músicos
estadounidenses.
La reunión terminó
con el presidente y los músicos mirando la puesta de sol desde el edificio
presidencial […] ¿Cómo sería el mundo si intercambiáramos las armas por
guitarras?, le dijo Tyler al mandatario al entregársela, según un video de ese
momento difundido por la Presidencia. […] Mirando el instrumento con curiosidad,
Mujica lanzón: ‘Al tipo que se le ocurrió meterle un micrófono, mirá en lo que
terminó’… (AFP, 2013).
3
Emergentes, conmociones y ecos
Tres
meses después, ya en enero de 2014, llega a los medios masivos el caso de una
mujer y su hijo que conmocionan a los públicos convocados por ellos. Se trataba
de una madre con problemas psiquiátricos que habitaba sola con su hijo en edad
escolar, el cual había sido detectado por la mirada del Estado a partir de ser
un alumno “cero falta” y por tanto merecedor de festejos en su nombre dentro de
un plan que intenta fomentar el presentismo. Ahora era visible, cuando justamente
la situación se les había puesto crítica, siendo desalojados por el propietario
de las tierras donde se ubica su precaria vivienda. El caso vuelve a poner en
evidencia el tipo de realidades que son el contexto de actuación como el Plan
Juntos. Mujica manifiesta que es, por casos como estos, que dona el dinero de
presidente al Plan, que se trata de un caso de muchos otros en todo el Uruguay,
de mujeres solas con sus hijos. A los días siguientes desaparece el asunto de
los grandes medios y el Plan vuelve a la penumbra.
El
verano carnavalero vuelve a traer al Plan al escenario mediático nacional.
Ahora desde una de las actuaciones de una de los principales conjuntos de la
categoría humoristas, que compite oficialmente y que lleva a cabo actuaciones
en los escenarios del país durante la fiesta de Momo. Sociedad Anónima, agrupación nacida de un grupo de amigos del
departamento de San José, realiza una parodia de un informativo (al que llaman CÑÑ), y entre las bromas tienen lo que
llaman un “momento serio” con “buenas noticias”, en contraste con el
formato de informativo de televisión dominante, que solo apela a lo previsible
y la carencia, la muerte y la destrucción. En aquél momento donde la parodia
hace un impase y se siguen tratando cuestiones de actualidad política con
humor, es homenajeada la brigada de trabajadores del sindicato de la
construcción (SUNCA), por construir viviendas en el marco del Plan Juntos. Se
trata efectivamente del sindicato más cercano a las tareas concretas de
modificación de la materialidad, organizado en una institución con fuerte
tradición y peso político tanto en los sectores gobernantes de la izquierda como
fuera de ellos, los mismos que fueron noticia cuando criticaron las actividades
filantrópicas así como a aquellos que no pueden sostener el compromiso de tener
un empleo.
El
Plan Juntos, en tanto significante y en la dimensión de los discursos y narrativas
mediáticas (Rincón, 2006) durante su existencia, adquirió también el tono de
rebeldía y cruzada libertadora con que el presidente Mujica ya era identificado
en variadas oportunidades, herencia del MLN-Tupamaros con en su caso adquiere
un fuerte cariz subjetivista (Vaughan Moppett, 2014). La tarea del Plan aparece
aquí como el paradigma de lo necesario y correcto de ser realizado, al
reconocer la urgencia de las poblaciones signadas por la precariedad general y
la convicción para afrontar los mayores desafíos, cómo sumergirse en lo más
duro de la pobreza estructural y trabajar allí para transformarla, sin esperar
incluso a que el mismo Estado encuentra una forma de procesar
institucionalmente ello (Magri, 2013).
Para
principios de abril de 2014 aparece un nuevo actor por demás trascendente, no
por lo que pueda llegar a afectar a mediano plazo las cosas, pero sí quizás a
uno largo. El cineasta serbio Emir Kusturica comienza a rodar su película sobre
Mujica, y su llegada a Montevideo es todo un suceso. En una suerte de
relámpago, compartió con el presidente diferentes encuentros en contextos que
son tomados de para la narración del documental, que se titulará El último héroe. Uno de los escenarios
donde generar cine fue uno de los lugares en los que nosotros realizamos
nuestro trabajo de campo etnográfico, la emblemática Cachimba del Piojo del
oeste montevideano. Nos encontrábamos más que sorprendidos cuando por
televisión, prensa en Internet y radio, aparecían los habitantes con quienes
habíamos trabajado en el contexto de un evento internacional, algo antropológicamente
por demás interesante. Las tensiones entre territorios existenciales, campos y
flujos, reclaman una perspectiva que hereda las direcciones de lo local y lo
global, lo particular y lo general, pero buscando superar toda dicotomización a
favor de una multi-escalaridad, de dimensiones cualitativamente variadas participando
en la confección, composición y sucesivos devenires de los acontecimientos (Marcus,
2001). La Cachimba tiene una historia singularmente importante en la gestación
del MLN-Tupamaros, así como de la
extensión universitaria en Uruguay. Es, por tanto, un lugar de un simbolismo
muy intenso, ahora del que se han tomado elementos para generar un producto
audiovisual que seguramente tendrá impactos en todo el planetario, dados los
antecedentes del director cinematográfico.
En a
la semana siguiente se emite por TNU un nuevo episodio del programa Historias Debidas, de la televisión
pública argentina, emitido en la uruguaya, dedicado a entrevistas en un tono
testimonial realizadas a grandes figuras de la resistencia política y cultural
latinoamericana. La entrevistada era Lucía Topolansky, la senadora principal
del sector del gobierno y esposa del presidente. La Cachimba apareció como el
sitio donde comenzara a hacer “trabajo de base”, desde la extensión
universitaria en su formación en la carrera de arquitectura. Allí mismo también
se foguearon directores del Plan. La Cachimba volvía a aparecer como referencia,
en un contexto de audiencias latinoamericano. Se habla del Padre Monzón, y del
trabajo de diseño y construcción con los vecinos, en los tiempos de la década
del cincuenta del siglo pasado. Como en pocos casos, se anudan lo político y lo
religioso, en el recuerdo de un Uruguay moderno imaginado hegemónicamente desde
la laicidad en tanto ingrediente básico del mito de una “religión civil” (Guigou,
2003).
4
Llegaron las elecciones nacionales
Para
principios de mayo de 2014, en plena campaña presidencial y parlamentaria de
Uruguay, el Día del Voluntariado Juvenil se presenta como una gran oportunidad
para realizar una nueva movilización a favor del Plan. Desde sus comienzos, el
presidente Mujica y sus colaboradores depositaron en el voluntariado las
esperanzas para encontrar fuerzas que acompañaron un proceso insólito para la
tradición institucional local. Ya cercanos al fin de su mandato, y en tiempos
de contienda partidaria, quedó por demás en evidencia que la emergencia
socio-habitacional decretada en relación a las poblaciones para las cuales se
creó en Plan Juntos no se constituyó en un “tema de agenda”. Si bien algunos ministerios
terminan por involucrarse, lo harían de forma ad hoc, es decir, un poco circunstancialmente.
El
voluntariado por tanto, como forma de movilización social heterogénea y diversamente
institucionalizada, en una sociedad donde el Estado ha tenido un rol
fundamental en la conformación de la subjetividad, pareció desde un principio
algo extraño, hasta exótico incluso. Para ese 5 de mayo, festejado a nivel
mundial, se emite en varios horarios del informativo de la televisión pública
un informe especial sobre el asunto en el contexto de nuestro Plan. La
presencia del propio presidente, ministros y autoridades del Plan acompañando a
grupos de jóvenes provenientes de colegios religiosos y partidos políticos de
izquierda principalmente, intentan nuevamente generar noticia y con ello
potenciar el involucramiento y la participación de la sociedad. La figura misma
del “voluntario” será muy importante en nuestro trabajo de campo, en tanto
figura real y simbólica. El propio presidente llegó a afirmar la necesidad de
contar con mayor presencia de instituciones religiosas en tal sentido, a partir
de la articulación con la enseñanza, especulando sobre qué hubiera ocurrido si
se hubiera contado con ello. “Cada
jornada con voluntarios es un Perú”, llegó a afirmar en una nota de prensa,
utilizando una fórmula de la época de la colonia, haciendo referencia a lo
valioso que resulta.
Para
septiembre de 2014, a dos meses de las elecciones nacionales, donde se jugaba
mucho en relación a la posibilidad de sostener el proceso emprendido por los
dos gobiernos de izquierda en la historia uruguaya, el Plan Juntos fue muy
referenciado en los medios masivos. Efectivamente, para algunos podría llegar a
convertirse del “buque insignia” al “el talón de Aquiles” de Mujica, mientras que
para él, su movimiento político y las organizaciones sociales asociadas a este,
siguió siendo de gran importancia para poner de manifiesto una realidad, la del
“fondo duro de la pobreza”, en muchos sentidos negada. El principal candidato
opositor de la derecha tradicionalista, quien proponía en su plan de gobierno
lo que sus asesores denominaron “asentamiento cero”, en su estrategia publicitaria
de “ir por la positiva” (a partir de una estrategia de campaña comprada en paquete),
aceptó la necesidad de la existencia de un Plan como el Juntos, pero enfatizó
que el mismo debería de estar integrado a un plan nacional de vivienda.
En
su concepción neoconservadora, aquellos habitantes de las zonas más carenciadas
y precarias debían de hacer un esfuerzo para integrarse al resto de la
sociedad, pagando los impuestos y los servicios básicos, como si fuera una cuestión
casi moral. Esto provocó declaraciones por parte del presidente, forzado por el
clima electoral, que de alguna manera oscurecían más que aclaraban, ya que por
ley no puede participar en la contienda. Planteó que el Plan no era una
cuestión habitacional, ya que las viviendas que se construyen en su seno son “mínimas, pero dignas”. Implican la posibilidad
para estas poblaciones de contar con “agua,
un baño, un techo”. El Plan sería en realidad una cuestión de “integración social”, sobre una
problemática que no se resuelve con destinar recursos de manera “fría”, sino que necesita de “solidaridad y amor”. De alguna manera,
estas declaraciones parecen no tomar en cuenta la propia definición del Plan
como una cuestión “socio-habitacional”. A ello volveremos en las conclusiones.
Ciertamente,
es una cuestión profunda, epistemológica e incluso ontológica, la que está allí
en juego: la forma de concebir la condición de lo humano en relación al
habitar, a la espacialidad y la temporalidad, a los elementos más constitutivos
e impensables de los modos de subjetivación que nos constituyen como lo que
somos en un momento determinado. Es en esta tensión, pues, entre lo estrictamente
habitacional, al espacio doméstico del habitar cotidiano, y los elementos que
hacen a la inserción social de cierto sujeto o grupo familiar, la que estuvo en
juego durante todo el tiempo de implementación del Plan, y marcó como no podía
ser de otra manera nuestra inserción como etnógrafos en tal contexto. Podríamos
decir, nuevamente, que la cuestión de lo urbano, la creación de ciudad y urbanidad,
ciudadanía y demás, es lo que se ubica allí en medio, como dimensión existencial
donde lo habitacional y lo social se funden, y es allí donde mayores dificultades
encontramos todos los involucrados, por múltiples factores, desde falta de
recursos de toda índole a las divergencias ideológicas, epistémicas y
sensibles. Lo que podemos llamar de arquitectónico, urbanístico y social
respectivamente, si bien es operativo para pensar diferentes dimensiones, no
son categorías estáticas que den cuenta de nada universal, sino construcciones,
que como todas necesitan ser revisadas en forma recurrente, más en estas
situaciones como las aquí abordadas donde lo crítico y emergente de los
fenómenos en cuestión obliga a desnaturalizar y problematizar lo real y su
abordaje. Un hiato o desconexión operó entre las esferas público-políticas y
académicas, que no permitió generar puentes de traducibilidad, acarreando
mayores dificultades para todos.
El
12 de septiembre, en su famosa audición radial diaria, Mujica informa que había
donado hasta el momento 400.000 USD de su propio sueldo de presidente para el
Plan, ya en un tono de balance y cierre de su gobierno. Un poco más de diez
días después el Plan vuelve a ser noticia en la televisión pública, en su
informativo, con nuevas inauguraciones de viviendas, esta vez tan solo 6, en el
ya emblemático complejo habitacional conocido como Batlle Berres por su
ubicación. Lo más significativo fue el discurso que el presidente profirió
delante de los participantes y cómo fue tomado por las cámaras de televisión.
Ante mujeres y niños, en una de las nuevas calles asfaltadas, con un micrófono
en mano, habló de la “falta de valentía
de los hombres y el abandono de las familias”, la importancia del rol de
las madres en la crianza y formación de los niños desde la más temprana edad
(en consonancia con otro Plan, en la órbita de la salud, para fomentar el
cuidado de la primera infancia). La cuestión del género fue cobrando cada vez
más importancia en el discurso del presidente, sus explicaciones en tono
pedagógico, tanto en su audición radial como en los diversos actos públicos en
sitios como este.
A
los temas relativos a la órbita de la salud pública (el cuidado de la primera
infancia) hay que sumarle los de seguridad, en lo relativo a la llamada
“violencia de género”, algo que Mujica también tuvo presente desde los primeros
tiempos de su mandato, cuando a partir del homicidio de varias mujeres salió
personalmente a la principal avenida céntrica a repartir unos volantes y hablar
con los transeúntes en su característico estilo, exigiendo a los varones que “aprendieran a perder”, es decir, a
asumir la voluntad libre e independiente de las mujeres sobre el destino de las
relaciones amorosas. Las instituciones modernas han fragmentado y aislado todas
estas cuestiones: habitabilidad, salud, relaciones de género, etc. De alguna
manera, el Plan Juntos puso todo esto en evidencia, en consonancia con la
mirada holística y compleja que el presidente y los más amplios sectores
políticos del Frente Amplio han intentado proyectar, no sin dificultades en su
propio seno, como todo aquello que es fruto de la racionalidad occidental en el
sentido más genérico del término.
Tres
días después, nuevamente en el informativo de la televisión pública, se emite
una nota sobre la jornada de encuentro entre participantes del Plan llevada a
cabo en uno de los espacios públicos más emblemáticos de Montevideo, el Parque
Rodó (el primero de todos, antiguamente llamado Urbano), como forma de cierre
ante la incertidumbre que despertara el inminente cambio de gobierno. Algunas
de las actividades de integración social promovidas por el Plan consistieron en
realizar paseos, visitas y encuentros en zonas de la ciudad consolidada, de
evidente perfil céntrico, las cuales eran desconocidas por muchos de los participantes,
en un patente ejemplo de lo que implica la segregación residencial y la
exclusión social. También se realizaron este tipo de actividades en otras
localidades del Uruguay, como la ciudad balnearia de Piriápolis, en un gesto de
democratización que buscó mover la estructura social con sus jerarquías y
discontinuidades (sectores pobres de la población en una ciudad balnearia de
sectores medios y medios altos).
En
esa oportunidad el director del Plan realizó otra serie de declaraciones, convertidas
en noticia, de suma importancia. Acuña planteó explícitamente, también en un
tono de balance y cierre del proceso, que el Plan Juntos necesitaba seguir en
el contexto del nuevo gobierno, del mismo partido Frente Amplio según los
sondeos estadísticos, pero de importantes cambios de perfil a la interna. Puso
como ejemplo al MEVIR, otro emblemático plan de vivienda creado para zonas
rurales y pequeños poblados, que comenzara siendo una propuesta puntual y luego
fue “absorbido” por una entidad
estatal, convirtiéndose entonces en un “programa
permanente”, con un presupuesto, coordinación y alcance mucho mayor y
consolidado.
5 Conclusiones: Lo urbano y sus
movimientos puestos en juego
Este
recorrido a través de la forma en que se intentó convertir al Plan Juntos en un
asunto político mediático, en el sentido de la llamada “agenda-setting”, en tanto componente de una realidad por demás
crítica y efervescente, termina con el mismo cierre de campaña electoral del
sector político del presidente. Su compañera de todas las horas y primera
senadora, Lucía Topolansky, termina su oratoria con la lectura de una carta enviada
por una militante y participante del Plan, referida a lo que significa contar
con una “vivienda digna” para ella y
su núcleo familiar. “También […] ponderó el logro del voluntariado simbolizado
en el Plan Juntos” (Montevideo Portal, 2014).
Tuvimos
una enorme cantidad de voluntariado, sobre todo de esas mujeres, que nos
ayudaron a construir, ladrillo a ladrillo sus casas. Y por eso me voy a
detener, un segundo, para leerles aunque sea una frase, de una carta, que tengo
aquí, que me la dio una señora de Paso Carrasco, que ella construyó su casa con
el Plan Juntos y con la Intendencia. Y en esta carta, acá está la original.
Fíjense lo que dice. No sé si Sonia estará acá, le mando un abrazo emocionado.
Y Sonia nos dice: “Qué es para mí el sueño de la casa propia. Es sentirme más
segura. Es alcanzar un gran sueño. Es pensar e imaginar que cada día será mucho
mejor. Es lograr la tranquilidad de un techo seguro para mis hijas. Es ver la
realidad de la vida con más objetividad.” Gracias Sonia, porque gracias a todas
estas Sonias, el Plan Juntos levantó
1.500 viviendas y está construyendo 1.000. (VTV, 2014).
Para
concluir, lo relevante creemos fue la puesta en consideración de la cuestión de
lo territorial y el habitar precario como problemática urgente, aunque sea en
forma potencial, a partir de la producción de narrativas mediáticas (Rincón,
2006) a lo largo de estos años. Dentro de las estrategias y los estilos de
comunicación política de la presidencia de José “Pepe” Mujica, la cuestión de
este plan socio-habitacional, tal como fue definido por quienes lo idearon, ha
sido trascendental. Lo segundo que llama la atención es el carácter netamente
“local” de este efecto, aquello de que se trató del “buque insignia” del
presidente, ante el casi desconocimiento de su existencia en las mismas redes
transnacionales de información que tanta atención le merecieron a su estilo
particular de vida, justamente su forma de habitar que él no coincide en
calificar de “pobre”, sino más bien de “sobrio”.
La
atención en sus rasgos personales y no en sus obras y proyectos en cuanto tales,
es una típica actitud del “voyeurismo”
característica de los grandes medios masivos, en especial la televisión de “lo
especular” (Imbert, 2004). ¿Qué hubiera pasado si el Plan Juntos fuera sobre
otra cosa? ¿Qué hubiera pasado con los necesarios apoyos que el Plan buscó a la
interna del Uruguay si hubiera contado con una proyección internacional
importante, a la altura de la propia figura presidencial? No hay una respuesta
por supuesto, pero el ejercicio habilita a seguir profundizando en la
comprensión del fenómeno investigado, en el sentido de apuntar a la
singularidad de los procesos de subjetivación que concretan estas experiencias:
cartografiado de un contexto que se extiende hacia todas direcciones gracias a
las redes virtuales de la comunicación y la información contemporánea,
incluyendo directores cinematográficos y bandas de rock, en una misma trama de
fenómenos que involucran a grupos domésticos de mujeres con sus niños aún
viviendo en situaciones de extrema precariedad.
En
tercer lugar y por último, dentro de este universo discursivo, donde operan las
funciones de producción de enunciados según mediaciones propias de las esferas
televisiva (con mayor presencia de Internet) y radial en segundo término, y
justo en la coyuntura de las elecciones presidenciales y las sucesivas campañas
electorales que se llevaron a cabo, las imágenes del Plan cobraron ciertos
rasgos, así como la necesidad de pensar lo urbano de forma comprometida,
compleja y transversal, en una sociedad que tiene serios problemas
estructurales con la habitabilidad, y que se evidencia cada vez más al lograrse
grande mejores en otros aspectos y no en ellos. El llamado Plan
socio-habitacional Juntos, es ese tipo de intervenciones que transforman la
vida de cualquiera que esté involucrado como participante directo, incluso lo
hace para la mayoría de quienes participan como técnicos, agentes políticos y
demás, por supuesto incluso como etnógrafo, que es nuestro caso. En tal sentido,
separar y hasta oponer conceptualmente en un mismo plano lo que vendría a ser una
cuestión habitacional, y por otro la dimensión de los vínculos sociales, es en
principio en error para la propia concepción de las prácticas que se llevan a
cabo, para el diseño y proyección hacia el futuro, y a todas las escalas. Lo
habitacional es en sí social, no puede ser de otra manera (Pezeu-Massabuau, 1988).
Otro
asunto que también se desprende grosso modo de los tipos de enunciados
mediáticos producidos sobre el Plan durante este tiempo, es la impronta de
ideas y supuestos en torno a la solidaridad, el voluntariado, la donación, la
fraternidad, etc. Se trata de una apelación permanente hacia el don, y más aún
hacia el campo de inmanencia de la producción de subjetividad. Hemos visto cómo
el sindicato de la construcción y otros componentes del movimiento sindical
fueron quienes más y mejor respondieron al llamado, junto a un puñado de
micro-empresarios. Llama también mucho la atención la falta de mayores
involucramientos ante una movilización tan importante, relativa al hecho
concreto de transformar las condiciones básicas de existencia de aquellos que
aún a pesar de las mejoras sociales de los últimos años siguen anclados en la
llamado “núcleo duro de la pobreza” en Uruguay. Puede tratarse de una primera
etapa, constitutiva digamos del Plan, frente a un futuro de crecimiento y
sofisticación. El reciente anuncio de su continuidad, ahora no de forma aislada
sino como parte de los planes de intervención de los diferentes agentes
estatales va en ese camino. De todas formas, las problemática de la acción
social en las sociedades contemporáneas, el rol de los Estados y el lugar de
los movimientos sociales, no es algo sencillo en lo más mínimo. En este caso,
la presencia del movimiento sindical fue fundamental. El aporte de saberes, la
integración en vínculos y redes de oportunidades para los habitantes con quienes
se compartían las jornadas de trabajo en la obra, el diálogo entre subjetividades
diferentes y semejantes, no puede perderse, sino más bien potenciarse.
Referencias
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Otras fuentes
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(2014). Acto cierre de campaña del Espacio 609. Disponible en:
http://www.vtv.com.uy/acto-cierre-de-campana-del-espacio-609/
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